Novela de ajedrez. Stefan Zweig

Stefan Zweig

Le añade un elemento de inquietud a la lectura de “Novela de Ajedrez” (1941), el hecho de saber que poco después de publicarla, el escritor austriaco Stefan Zweig decidió quitarse la vida (22 de Febrero de 1942). No es un absurdo intuir que la pensaría, primero, y la escribiría después, sumido en un clima personal de angustia desesperanzada que finalmente le llevó a tomar una decisión de esta naturaleza.
 http://es.wikipedia.org/wiki/Stefan_Zweig

No es una barbaridad tampoco suponer que este escrito pueda tener bastante de autobiográfico, y menos sabiendo que mucho de lo que en él se cuenta son experiencias de las que Zweig nos informa en textos anteriores y que él vivió en primera persona. Concretamente en “El mundo de ayer”, un libro extraordinario y de recomendable lectura y relectura, nos describe el contexto cultural, social y político que le tocó vivir y las secuelas que en él dejaron las dos guerras mundiales en las que se vio inmerso.

La primera destruyó Europa pero, sobre todo, dinamitó un mundo de valores morales y humanos en los que él creía de manera sincera y continuó creyendo el resto de su vida. La segunda causó miles de muertes inocentes, la deportación de otros miles, y a él personalmente le catapultó al horror, a la persecución, al exilio, a la muerte en vida en Brasil.

“Novela de Ajedrez” nos cuenta la historia de un hombre que fue detenido por las SS y privado de libertad durante unos meses en espera de que una sistemática tortura sicológica le obligase a facilitar una información extremadamente útil para sus carceleros.

En lugar de golpearle o castigarle con otro tipo de tormentos físicos, durante ese encierro su castigo fue su propia soledad. En ese tiempo su actividad más estimulante fue introducirse en la esencia de un juego del que apenas tenía convencimiento anterior: el ajedrez. Robó un libro en el que se desmenuzaban las partidas más emblemáticas de algunos campeones del mundo y lo leyó de cabo a rabo, de un modo sistemático, pero también terriblemente obsesivo. Se las aprendió literalmente de memoria, y casi contra su voluntad, y para aislarse del mundo horrible en el que estaba sumido, el pensamiento y la lógica del ajedrez penetraron en él como si fueran un veneno de efectos curativos, es decir, una especie de antídoto.


Años más tarde ese hombre se encuentra casualmente en un crucero con un auténtico campeón de ajedrez en ejercicio a quien derrota de forma inesperada. Esa partida reaviva el antídoto, y con él el recuerdo y el horror. De pronto, ya derrotado Hitler y sin necesidad de que el juego adquiera su dimensión defensiva, se despierta en él una necesidad enfermiza de seguir jugando y jugando, a pesar de que él mismo había decidido no hacerlo nunca más. Porque en ese nuevo contexto, jugar y, sobre todo, ganar en el tablero, significa de algún modo derrotar a los nazis, vengarse de las humillaciones y desastres provocados por los feroces malvados, por los liberticidas.

Novela de las obsesiones, descripción de las secuelas que la tortura y el nazismo dejaron en los seres humanos que pudieron escapar con vida de los campos de concentración y de la represión física de los campos de exterminio. Estudio pormenorizado de las repercusiones en el comportamiento de los hombres de un trato no humano, de una feroz ausencia de libertad. Metáfora de una potencia extraordinaria sobre la influencia del pasado espantoso sobre un presente aparentemente anodino. Novela de la transmisión de la maldad y de los efectos colaterales. Crónica desesperanzada de las posibilidades de ser libres, felices y normales en el mismo escenario en el que el hombre se comportó poco antes como una bestia feroz.
Y, repito, todo eso escrito un año antes de que el autor decida tirar la toalla. ¿Era Zweig el jugador de ajedrez?

http://losojosdecain.scoom.com/2012/10/23/novela-de-ajedrez-stefan-zweig-jaque-al-ser-humano/
http://www.schach-chess.com/Ajedrez-Stefan-Zweig.htm

Un enigma postal

El coleccionismo es una enfermedad muy mala, casi lo peor de ajedrez, y por desgracia no estoy exento.

 Recientemente me encontré en posesión de una hermosa postal  de 1900, que reproduce el estilo " Art Nouveau" una señora elegante (o una reina , ya que tiene una corona ) delante de una posición de ajedrez , que resulta ser un problema en tres movimientos.


 Aquí está la solución , que está lleno de diferentes variantes.


Si se cuenta con atención , se descubre que los últimos movimientos de jaque mate diferentes entre sí son nueve, incluyendo siete de la reina.

 Lamentablemente no sé el autor de este problema , confío en que algunos lectores me pueden ayudar.

 Esta imagen fue reproducida en 1998 en una nueva postal emitido con motivo del 17 º Festival Internacional de Ajedrez Ciudad de Turín .

Extraido de: http://soloscacchi.altervista.org/?p=16174

Los jugadores de ajedrez de Plaza Catalunya

Los jugadores de ajedrez de Plaza Catalunya

por Jordi Corominas i Julián


Proemio
Abandono tu aparato reproductor
por punitiva puntualidad británica,
laceración interior que hiere mi piel
y abisma pies a reuniones de
compromiso misógino con fans del gineceo,
blanco y negro de Armani, plumas de
doscientos euros adictas al lupanar
cuando yo
sólo quiero sentir
tu humedad, que es mi calor.
¡Ya llego al círculo del veintinueve!
defecan ratas voladoras, las niñas les dan medicina,
(desafían el genocidio)
los camellos tienen hierbas en bolsas chivatas
sin alzar las palabras despapeladas
entre
inmaculadas
piernas extranjeras que accionan luces
producto de la miniatura fotográfica de
exportación nipona, los
ángeles mean minucias ignorantes de
Historia y viajo de espaldas al comercio
de mi nacionalidad queriendo
abrazar ese partido futbolero de madrugada ¡Gol!
antes del cataclismo global
de cínico civismo válido para la sigla
del payaso burlón del cetro condal 1994
Ellos lo saben todo
Los jugadores de ajedrez de Plaza Catalunya
demoran en cuadrículas protectoras
de la estatua desnuda,
mueven fichas en su anonimato
ignoran el mármol
(acuoso)
y
hoy desplazaron la estrategia hacia
escaleras económicas
adyacentes al vil metal francés,
quieren seco cobijo y no tienen bandera,
su rostro desdeñado es vuestra piedra
biliar de ombliguismo posmoderno,
refugio sapiente activa solitarias
danzas urbanas que penáis
como babilónicos insectos henchidos
de egocéntrica sota, caballo y rey
en un tablero simultáneo
pateado por tanta cáscara,
certero desconocimiento
de peones travestidos
abocados a bocados
de sibaríticas mentiras
que maldeciréis en la vejez
cuando no tengáis citas en
el foro público
Ellos lo saben todo
Quien espera
Deleite púbico con el intelectual
(dame tu teléfono y quedamos mañana)
Pactos laborales con kebab
(conozco un sitio magnífico y hablamos de lo nuestro)
Deseos hallados en aseos noctívagos
(el espejo realza tu belleza)
Amigos de amigos en una mesa
( sé que te gustará, es tu tipo)
Juergas de jolgorio juvenil
(beberemos litronas en el banco)
Lolitas dadivosas satíricas
( no me importa su edad, ¡está muy buena!)
Miradas clandestinas en vagones
( Quien saluda gana trenes)
Notificaciones sentimentales
(rutinarias rutinas ancestrales)
Encuentros enconados
( Es menester partirle la cara)
Clanes famélicos
(repetición, viernes de pastafiore)
Rollos epidérmicos esporádicos
(pisos prestados)
Grupúsculos grotescos
(freakies alienados)
Peleas de pareja
(histriónica histeria)
gemidos congelados,
músicas a otra parte,
Cerveza beer uan ero
y humanidad concentrada
en plazas de tenues farolas
fingidas a la espera
de un destino en segundos
que no dilucidarán sino
un nuevo despertar al alba
y un continuar del mañana
atendiendo
pandémicas pandoras
con nombres y apellidos
empachados empíricamente,
bulimia de séptimo arte
que hace vislumbrar Alice in Wonderland
en mares de normalidad donde os ahogáis
por perder el reloj como el conejo,
ellos lo saben todo


Partenaires
Quijotes del veintiuno
uniros en la fatídica farsa,
falaz felicidad, gafas tridimensionales,
quemad fósforos victorianos, sueros de la verdad
apadrinados en ensoñaciones desmentidas
por cotidianos cerebros al abordaje
del rendez vous.
Du Bruit dará milongas y te hará res,
Adolfo basura empleada entre corderos,
Germán gérmenes gozosos,
Adela presunción en almohadas de Procustio
los hunos chupitos de avellana,
el otro relamer tu juventud en sus canas
Javier ideal, bufanda y cuello alto,
Marta romper lazos ,
las bestias bates de béisbol
y el spaghetti dirimir
glóbulos armónicos en vínculos
familiares con gran hermano, marujeo
y cubertería en una mesa apolillada
como episcopal reflejo sináptico,
caspa negada que aceptamos adorando
la horca de la tradición, incapacidad
inventiva, diaria diarrea, equiparable
a esa habitación de hotel
Ellos lo saben todo
El hotel resumen
Donde la tenue camisa
reposa en el sofá,
muda a los ojos cerrados del inquilino
estirado con su brazo colgando, ciego
cristalino ante cuatro muros repletos,
pasado
ágrafo que imprime recuerdos
en éter cargado de coitos, discusiones,
promesas, desquicios, intríngulis, inmundicia,
maletas de terror, célebres cepillos, caducos
atuendos, manchas sanguíneas, almas
esquivas, facturas denegadas, toallas
robadas, abrazos estériles, caídos do
not disturb, ramos
quebrados, sogas parapetadas, décadas
transcurridas repitiendo la misma
cantinela limpiando residuos occidentales
atraídos por ofertas oraculares que
quiebran horizontes tras el aliento
de principio y fin en billetes embelesados,
orden establecido que el desconcierto
venenoso fragmenta al irrumpir
uniformes horteras, cofias cinco estrellas,
mercurios hoteleras de tres números
depositarios y pasaporte a neveras
donde el frío es descomposición,
autopsia y ataúd,
Ellos lo saben todo
Cementerio
sarnosos gusanos aritméticos que
camilleros licántropos sortean
para pirómanos del horno crematorio
municipal, fumadores odiadores
de ceniza porque conservan
el romanticismo lapidario
y la inscripción gravada en piedra
como valor artesanal contrario
al mainstream, pirados héroes
ornados incomprendidos
por detestar guardar difuntos
en armarios roperos, su afición
es el vampírico silencio idealizado
de la paz del cementerio en nocturnidades
noctámbulas, viento dibujado, inexistentes
sonatas barrocas, camposantos góticos
imaginarios fenecidos en la estructura
de supermercado donde yacen
difuntos semejantes a los modernos,
ellos lo saben todo


Los modernos
perennes peleles, presentes adalides
ya pretéritos pese privadas proclamas
en el círculo vicioso de estar a
la última cultural, efímera miseria
advertida por Warhol que alargáis
regodeándoos en pútridos proyectiles
de fechas finitas, yogures encuadernados
postulan tendencia, abarcan apariencia,
aguinaldo de plástico oculista, cool
cansino en el desierto orondo de
andrajosos onanismos, soy muy
colega de, devendra decadencia, trapitos
raídos que el supuesto esplendor cancela
si el escáner aplica el espejo negado
por vuestra petulancia de jerifaltes treintañeros,
palmaditas en la espalda, cenas nouvelle cuisine
y
verifica fétidas fruiciones olvidadas cuando
guste el reloj y la pretensión retorne el
boomerang al inferior complejo secuestrado
vendiendo basura, procaz pormenor tóxico,
Mefistófeles es ficción y las patas de gallo
auténtica cirugía, aprovechad pagos
paternos, resistid atrincherados
en bares de diseño, ejércitos cualitativos
Ellos lo saben todo
El bar vacío
asaltan asquerosos jukebox protegidos
en la reja que el barítono de la varita
(vince discretamente l’alloro enciclopédico)
clausura, calamitosas claudicaciones, nimios
focos farandulean fregonas, higiene, ruido
extractor acaparador del despiste clientelar,
ese paquete rubio, condones enfundados, bolsos decorativos
penden trastabillando taburetes fronterizos, minúsculos
porros parcelan el terreno ardiendo detalles
colectivos e individuales que
Baco y Dionisio reparten a ritmo de residuo
inodoro una vez la peste sana ambientes
y
cuatro ratones conchabados delimitan pedreas
humanas, sordos dientes daltónicos
escurridizos e inmunizados
a la melódica voz catalana machacando
clásicos anglosajones del arrinconado walkman
rosa refugiado en el ángulo psicodélico
del Benidorm, dormido hasta soles invernales,
acicates de chachas remotamente remuneradas
barriendo bazofia con orgullo permanente,
Ellos lo saben todo
Humildad y victoria
testas igualitarias ensoufleadas en
la peluquería vecinal con retratos hichtcockianos,
palíndromos panaderos de hogazas terapéuticas
trenzadas en el quiosco, ofrezco taladradoras,
distribuyo cuentos chinos útiles al remiendo,
Remedios reza en el templo mientras María
maqueta macetas con floristas afectuosas a
pacientes farmacéuticas embutidas en
batas blancas, paredes cuelgan jamones,
pastelerías de ocasión con cosméticos franceses,
besos en la parada, electrodomésticos
y cachirulos, ciervos azules, globos de
colores, saludos efervescentes, ferviente
frenesí del asfalto fanático del
toda la vida por amor a una
pureza perdida salvo en reductos
ocasionales donde aun las barricadas
piensan barrio, copan esencias, destilan
proverbios y bendicen a fruteros
capaces de reconocer facciones
contrarias al gran fraude multinacional
asesino del mercado por refundaciones
favorables al mermado Mercado
de pocos roban a muchos.


Ellos lo saben todo
Los poderosos y su rutina
Yo soy de un país donde nunca nadie dimite,
un país donde regalan trajes y trajinan impuestos
señores con bigotes, gemelos de patriarcas
parapetados en palacios musicales, el significado
de la palabra millón sirve tanto para presidir
balompédicas asociaciones, como para emitir
interesados estruendos periodísticos, humildes
incendios, prostituciones fotografiadas, drogas
denunciadas, preciso porvenir del derrumbe popular
en chuleos que adecentaron minas mediante torturas
por socialista relamer burgués que repetirán una
y otra vez hasta que nuestro conformismo impida
que su crisis sea sólo económica.
Yo vivo en un país donde las playas son hormigones
antiestéticos y las gaviotas culpabilizan lo étnico
porque tráfico de esclavos no casa éticamente con
sus mentirosas máscaras barbudas, multicultural
es un adjetivo comercial adecuado a siglas corruptas
por electorales hábitos franquistas propagadores
turísticos que pisotean al ciudadano, cucaracha
que sólo puede respirar mientras esos canallas
edifican pesebres porno en su navidad elefantiásica,
tísicos titiriteros, firmes candidatos a ser
ahogados con sus corbatas.
Ellos lo saben todo
Los jugadores de Ajedrez de Plaza Catalunya (Reprise)
Los jugadores de ajedrez de Plaza Cataluña
demoran en cuadrículas protectoras
de la estatua desnuda,
mueven fichas en su anonimato
ignoran el mármol
(acuoso)
y
hoy aprovecharon regios astros, recuperaron
posiciones, agitaron un cubilete, devinieron
fichas metafóricas del gran mapa sinfónico
urbano que quise brindaros en estos versos
recopilados en mi pasillo de pesadilla a
espuertas del mediocre cónclave machista
al que asistí por obligaciones del guión
rutinario que el alfil desafió en el sopor equino
de la torre marítima enrocada por peonzas
en paro devorando bocadillos, albal protección
plateada, metamorfoseada en infantil bola
batalladora que no mancha y frustrada recoge
eterno dolor interclasista, patético
hedor hedonista fulminado
cuando la llave proyecta, la
mano cierra la puerta
y las yemas arrojan tu vestido al suelo, roja
Who knows...
delicadeza aterciopelada, ribetes de seda
sedante, atractiva e imbécil capa
bíblica alejada por una patada
que me permite besar tus párpados
esculpir tus curvas, palpar delicias,
llenar mi lengua en saliva, acercarme,
fundirme en tu seno y sentir
tu humedad, que es mi calor.

1972 Fischer -Spassky. Ajedrez en la Guerra Fría

Durante los meses de julio y agosto de 1972, en plena Guerra Fría, se celebró el Mundial de ajedrez entre Bobby Fischer y Boris Spassky, 21 partidas que iban mucho más allá de un campeonato deportivo. Fue uno de los más grandes enfrentamientos entre dos personalidades distintas y entre las dos grandes superpotencias del momento a nivel mundial: Estados Unidos y la Unión Soviética.
El soviético Spassky era el vigente campeón y Fischer entró en el Torneo de Candidatos para buscar aspirante porque le cedió el lugar un compatriota; Fischer ganó con suma facilidad aquel torneo y se proclamó de manera oficial aspirante al título mundial.

Fischer era un genio del ajedrez que había conseguido el título de gran Maestro con 15 años y que aprendió ruso para poder leer toda la literatura sobre ajedrez que estaba publicada en ese idioma (en aquellos momentos la Unión Soviética era la potencia número uno en esta disciplina).

Spassky era un hombre tranquilo, bohemio, pero Fischer era un ciclón lleno de excentricidades y con una forma de jugar al ajedrez avasalladora, buscando siempre aplastar al rival y romperle emocionalmente.


Tardaron tiempo las federaciones de EEUU y URSS en ponerse de acuerdo dónde se disputaría el Mundial, la ciudad que elegía uno no le gustaba al otro y viceversa. Al final Fischer accedió que fuera en Reikiavik (Islandia).
El día del inicio del Campeonato Fischer no se presentó, tuvo que ser el Secretario de Estado Henry Kissinger el que le llamara y le pidiera que jugara aquel torneo, que lo hiciera por su país. Diez días después del comienzo del torneo, Fischer apareció.
La primera partida la ganó Spassky, Fischer en la fase final de la partida tomó una decisión que aún no entienden los analistas: cambió un alfil por dos peones condenándose. Aquí dejo un vídeo de esa primera partida y esa jugada con la que Fischer perdió la primera partida.
Al perder la primera partida Fischer culpó a todo lo que había en la sala: el ruido de las cámaras de TV, que el público estaba muy cerca y hacía mucho ruido, que las luces se reflejaban en el tablero... tanto fue así que exigió una serie de cambios que para la organización eran inaceptables y se los denegaron.


Ante esa negativa, Fischer no acudió a la segunda partida. Al cabo de una hora se la dieron por perdida. El resultado en ese momento era Spassky 2-0 Fischer. Esta era una ventaja realmente insalvable, ya que el Mundial lo ganaría aquel que lograra 12 puntos y medio.



Para la tercera partida Fischer exigió que se celebrara en una sala pequeña lejos de las cámaras de televisión y del público, la Federación Soviética se negó y pidió la eliminación del aspirante pero Spassky quería mantener su título ganando a Fischer en el tablero y accedió a la exigencia del americano (años después confesó que aquella concesión le hizo perder el Mundial). A partir de ese momento , Fischer estuvo en una situación ventajosa sobre Spassky a nivel psicológico y eso se reflejó en las partidas sucesivas.


Fischer ganó la tercera partida, firmaron tablas en la cuarta, volvió a ganar la quinta y le terminó de rematar en la sexta. La sexta fue una partida maravillosa en la que Fischer realizó una estrategia paciente y de forma inapelable fue destrozando a Spassky. Cuenta la leyenda que al terminar la partida el propio Spassky se levantó a aplaudir a Fischer. Os dejo un magnífico análisis de esta sexta partida.
En la séptima partida volvieron a firmar tablas y en la octava Spassky acumuló su cuarta derrota, en ese momento el resultado era Spassky 3-5 Fischer. El soviético estaba roto y que el americano ganara el título era cuestión de tiempo, como así fue. Al final del Campeonato Mundial el marcador arrojaba un 12 y medio - 8 y medio a favor de un Fischer arrollador.

 http://www.youtube.com/watch?v=2Cb4elk7VsI

Spassky regresó a la URSS donde cayó en desgracia por haber sido el primer ruso en perder el título mundial, y a manos de un estadounidense. En 1984 adquirió la nacionalidad francesa.
Fischer se proclamó en el primer Campeón del Mundo de ajedrez norteamericano y terminó con el dominio soviético en este deporte, lógicamente fue recibido como un héroe por sus compatriotas. Fischer dijo que iba a jugar muchas partidas, muchos torneos y que defendería su título tantas veces como hiciera falta. Después de esto Fischer desapareció, no volvió a jugar al ajedrez hasta 20 años después cuando jugó un torneo de revancha contra Spassky al que ganó con facilidad de nuevo.
Posteriormente Fischer tuvo muchos problemas con la justicia americana por haber jugado en suelo yugoslavo no haciendo caso al veto que EEUU tenía sobre ese país.
Fischer falleció en 2008 a los 64 años, vivió un año por cada casilla que tiene el tablero de ajedrez.

Rubén March Ríos

Tal vez sean millones los que desde distintas ciudades del mundo se dedican a coleccionar material del milenario juego; desde tableros, relojes y piezas hasta cualquier otro objeto que tenga alguna fugaz relación con el particular reino de los trebejos. Ellos, los coleccionistas, son seres especiales, algo desconfiados, curiosamente únicos, como algunos de sus tesoros...


Rubén March Ríos es médico anestesiólogo, tiene 88 años, de los cuales 70 fueron dedicados a la colección de objetos de ajedrez.
En las paredes, muebles o cajones de su casa, se encontrarán prolijos recortes de diarios y revistas como así también una inédita colección de chistes sobre ajedrez.
Tarjetas navideñas con publicidad relacionada al juego,
Incluso, una autografiada por el árbitro alemán Lothar Schmidt.
La primera estampilla de ajedrez, junto a otras de antigua data,
Pines o piezas de ajedrez con más de un siglo de antigüedad,
No resulta extraño que en su colección de fotos se encuentre la única, la original, en la que Capablanca y Alekhine posaran durante el campeonato mundial jugado en Buenos Aires, en 1927.





El Dr. March Ríos, nació en el interior de la provincia de Buenos Aires, en Capilla del Señor, el 15/2/1917. Más tarde, su familia se mudó a la capital federal, ya los 22 años presenció el Torneo de las Naciones.

 “Allì conocí a Capablanca, Alekhine, Keres, Tartakower, Sthalberg, Eliskases, Vera Menchik y muchos más”, nos dice en la charla.
El modelo del juego original, utilizado en la Copa de las Naciones, en 1939 y una publicidad de ese torneo.


En 1947 se recibió de médico y enseguida se casó, tuvo tres hijos, Rubén Alfredo, Gustavo Marcos y Elsa María Luisa. Con ellos llegaron los ocho nietos.
Si bien participó en la fundación de varios hospitales, siempre en la especialización de anestesiólogo, él destaca la creación del Círculo de ajedrez Caballito Negro, en 1972, que funcionó durante varios años en su propio domicilio.
Cuatro modelos de juegos, de diferentes países

http://es.chessbase.com/home/TabId/55/PostId/3540

Schachdorf Ströbeck

Ströbeck es un pequeño pueblo en Sajonia-Anhalt , Alemania , cerca de la ciudad de Halberstadt. Desde el 1 de enero de 2010, es parte de la ciudad de Halberstadt . Es famosa por ser la Schachdorf (pueblo ajedrez), debido a la conexión histórica de largo con el ajedrez . El pueblo tiene unos 1.200 habitantes.
http://en.wikipedia.org/wiki/Str%C3%B6beck

La relación de esta ciudad con el ajedrez se debe a Gunzelin de Kuckenburg, Margrave de Meissen. Gunzelin fue capturado en 1009 por las tropas del obispo de Halberstadt y puesto en prisión en la torre de Ströbeck donde padeció ocho años de cautiverio. Hasta aquí, los hechos más o menos históricos. A partir de ahora, los más o menos legendarios.
Gunzelin se aburría en su cautiverio como solo los moluscos vivalvos que se alimentan de fitoplancton y viven enterrados en la arena pueden hacerlo. Para intentar paliar su aburrimiento decidió jugar al ajedrez. Talló un tablero con sus correspondientes trebejos y enseñó a jugar a sus guardianes. Esto era absolutamente necesario ya que en la época en la que transcurre la historia, principios del siglo XI, era imposible encontrar gente que supiera jugar al ajedrez fuera de los estamentos nobiliario y clerical. El hecho es que el juego fascinó a los carceleros que lo enseñaron a su vez a sus familias y a sus vecinos extendiéndose en poco tiempo por todo el término municipal de Ströbeck.

Al recobrar la libertad, y sus privilegios feudales, Gunzelin, en agradecimiento al buen trato que le habían dispensado los habitantes de Ströbeck, les otorgó la exención de impuestos siempre que en la ciudad se transmitiera de generación en generación el aprendizaje del juego del ajedrez.
Así empezó una tradición que dejó una profunda huella en las costumbres, folklore y cotidianidad de los habitantes del pueblo.
En su libro de 1616, Das Schach oder Königsspiel (El ajedrez o el juego de los reyes), Gustavo Selenio menciona Ströbeck en relación a la modalidad de ajedrez conocida como Courier game del que ya hemos hecho mención en varias entradas de este blog.
Hemos de suponer que los habitantes de Ströbeck permanecieron fieles a las recomendaciones de Gunzelin porque en en 1651 el Gran Elector Federico Guillermo de Brandemburgo regaló a los habitantes del pueblo un tablero dotado de trebejos de plata. Los trebejos terminaron desapareciendo pero el tablero aún se conserva en el museo dedicado al ajedrez que existe en el pueblo.
Una de las costumbres que se estableció era invitar a todos los forasteros que llegaban al pueblo a jugar una partida de ajedrez contra el alcalde del pueblo. A esta tradición no escaparon ni los reyes. En 1773, Federico II jugó, y perdió, cuando pernoctó en Ströbeck en un viaje por la región.
En el siglo XVII, los mozos que querían pasar por el altar tenían que "ganar" a su novia jugando al ajedrez contra el alcalde de la localidad. En caso de perder tenían que pagar un impuesto especial a las arcas municipales.
En 1823, la relación del ajedrez con Ströbeck recibió el espaldarazo definitivo al introducirse el ajedrez como materia obligatoria dentro de los planes de estudio, un caso único en aquellas fechas. El resultado a corto plazo fue que Ströbeck sea la única localidad del mundo donde todos sus habitantes saben jugar al ajedrez.
Los estudiantes compiten anualmente por ganar un tablero de ajedrez, que solo se entrega a los tres primeros de cada categoría, y que es considerado un honor por lo que ocupa un lugar preferente en el domicilio de los ganadores. Los nombres de los ganadores se graban, desde 1823, en una placa conmemorativa.
Sin embargo, en 2004, la escuela secundaria de Ströbeck tuvo que cerrar, entre las protestas de los vecinos, por no llegar al mínimo de alumnos requeridos por las leyes federales alemanas. La tradición de enseñanza de ajedrez se mantiene aún en la escuela primaria.
Desde 1926 es costumbre que grandes maestros de fama mundial disputen exhibiciones de simultáneas en el pueblo. Entre la lista de maestros figuran Berthold Lasker, Bogoljubow, Suetin, Tal, Ulhmann, Hort...
Aprovechando estas circunstancias, mitad reales, mitad legendarias (no hay noticias contrastadas hasta el siglo XVI), la ciudad de Ströbeck ha hecho del ajedrez uno de sus reclamos turísticos más importantes.
En 1991, se inauguró el único museo público que hay en Alemania dedicado al ajedrez para guardar memoria de la historia de la ciudad y de los acontecimientos vinculados al juego que conformaron su identidad.
A finales de mayo se celebra un gran festival de ajedrez que cuenta como atractivos fundamentales un torneo que reune a un gran número de participantes y una representación de ajedrez viviente que se viene representando anualmente desde 1688.

http://deludoscachorum.blogspot.com.es/2011/03/strobeck-la-ciudad-del-ajedrez.html
http://www.schachmuseum-stroebeck.de/seiten/stroebeck-e.html
http://www.edochess.ca/batgirl/strobeck.html
http://de.wikipedia.org/wiki/Schachdorf_Str%C3%B6beck

Gruss aus Ströbeck,
antigua postal paisajistica

Ajedrez de Café


Por las tardes hasta el anochecer se juega al ajedrez en el pequeño y modesto “Café-Pott” de Berlín.
Por casualidad entré como un forastero y observé unos grupos silenciosos y concentrados alrededor de un tablero de ajedrez y al mismo tiempo quedé sorprendido de otras mesas con gente ruidosa, que discutían las jugadas, entonces supe, que si quería jugar al ajedrez y medir mis capacidades con otros aficionados, había encontrado mi hogar de esparcimiento.
Pero, en seguida me di cuenta, que todos esos amantes del ajedrez no me permitirían jugar por ser un intruso en su círculo.
Mirando alrededor de las mesas, vi a un viejo con barba blanca, tomando su café y fumando una pipa.
Me acerqué y le pregunté, si estaría dispuesto a jugar una partida conmigo.
Inmediatamente estuvo conforme, colocamos las piezas en el tablero y sorteamos, a quién le tocaba empezar.
Por supuesto, el Viejo no sabía a quién tenía enfrente.
Rápidamente me di cuenta, que era uno de los más flojos adversarios de todo el café.
A pesar de todo, quiso evitar a toda costa perder.
Mejor dicho, mi contrincante encarnó un conflicto – pero también una sólida solución.
Su llave de patente para la contradicción entre ambición y capacidad deficiente la utilizó en aquellos momentos, cuando su adversario opinaba, que la partida estaba casi ganada.
El más débil reconoció la superioridad de su adversario.
Tuvo que sufrir el empeoramiento de su posición – hasta la derrota, que significó para él una insoportable pérdida de imagen.

Por esta razón, activó rápidamente el freno de emergencia en el sentido, de que comenzó a reflexionar durante cierto tiempo y más sobre su próxima jugada.
A lo más tardar, ésta se hizo esperar hasta 45 minutos y me dio la impresión, que aquel adversario poco a poco se había quedado dormido.
Lo consecuencia fue, que me vi precisado a plantearle una lógica reclamación a mi rival y le rogué moviera ficha a la mayor brevedad posible.

Todo esto me empezó a impacientar y quise conducir mi fuerte ataque hacia la merecida victoria.
Esta espera tan estéril me puso nervioso y con razón.
Lo que yo no esperaba era, que mi adversario reaccionara con una dignidad y distante incomprensión.
Tuve que escuchar por parte de él, que jugáremos sin reloj; además sin previo acuerdo establecido.
Todas mis intenciones de apelar al “fair-play” en este deporte y en las relaciones personales fueron totalmente inútiles.
Este cliente asiduo de aquel café no se dejó impresionar.

Ostentosamente llenó su pipa y pidió otro café con leche.
Quién está apremiado por el tiempo o tiene abejones en los pantalones, no debe nunca tocar las piezas del ajedrez.

Así que agoté mi paciencia y le dije:

 “¡Sí, Ud. tiene razón, mi posición ganadora perderá y Ud. es la única persona en este local, que entiende algo de   ajedrez.
  Además, solo es una cuestión de tiempo!”

Mi acentuada ironía no consiguió su meta y en el instante de expresar este último comentario, llegó la camarera y le trajo el café.

Por lo cual se subrayó, para quién era la ventaja “solo es una cuestión de tiempo”.

Tengo que confesar, que no me quedó otro remedio antes de explotar que rendir mi rey, acompañado de una burlona sonrisa por mi parte.
Me levanté y me marché. Pero “en passant” arrollé con mi manga las piezas del tablero.
Cayeron torres, alfiles y peones por doquier.
El ganador de la partida, muy sorprendido, enarcó sus cejas.

 ¡Qué mala educación!
Sorbió ruidosamente su café caliente y después se dirigió hacia el campo central de los amigos y jugadores de ajedrez.
Esperándole allí, modestamente el grupo le preguntó: “¿Quién ha ganado vuestra partida?”.

Con toda la calma del mundo contestó: “¡Yo, quién sino!”

http://www.tabladeflandes.com/frank_mayer/frank_mayer132.html

Pere Cherta i Clos



Pere Cherta i Clos, (28 de setembre de 1908 - 6 de maig de 1992) fou un jugador i escriptor d'escacs català, campió de Catalunya d'escacs. Va ser guardonat el 1989 amb la Medalla al mèrit esportiu de la Federació Catalana d'Escacs. Va rebre també diversos altres guardons com el de la Diputació de Barcelona, el 1954, el de l'Ajuntament de Terrassa, el 1960, i la distinció de Forjador de la Història Esportiva de Catalunya de la Generalitat.
Cherta va començar a jugar al Foment Martinenc. El 1933, amb només 23 anys, va quedar campió absolut de Catalunya (ex aequo amb Àngel Ribera). El 1934 va participar a l'important Torneig Internacional de Sitges, on quedà en 13ena posició (de 14), jugant contra diversos jugadors de l'elit mundial del moment.
http://www.ajedrez365.com/2012/03/torneo-internac-ajedrez-sitges-1934.html

El 27 de gener de 1935 va participar a les simultànies amb rellotge que Alexander Alekhine va jugar al Club d'escacs Barcelona (el Campió del Món obtingué un resultat de +10 =3), i Cherta fou un dels tres que aconseguiren entaular. El desembre de 1935, va participar a les simultànies amb rellotge que José Raúl Capablanca va jugar al Club d'escacs Barcelona contra deu destacats jugadors catalans.
http://www.chessgames.com/perl/chessplayer?pid=36979

El 1946 participà al Torneig Internacional de Barcelona, on quedà en 11a posició (de 14) (el campió fou Miguel Najdorf);. El 1949 quedà sotscampió de Catalunya, rere Antonio Medina. L'any 1954 actuà com a seleccionador i entrenador espanyol d'escacs. El 1960 participà, representant Espanya, a la VIIena Copa Claire Benedict (torneig europeu per equips) a Biel/Bienne, on jugà al quart tauler de l'equip espanyol.El mateix any, fou 6è (de 10) a Tarragona, trofeu Agustí Pujol (el campió fou Francisco José Pérez Pérez).

http://ca.wikipedia.org/wiki/Pere_Cherta_i_Clos
http://www.fomentmartinenc.org/

El 1935 Cherta redactava una columna setmanal d'escacs, al diari vespertí La Noche de Barcelona.

Cherta va escriure diversos llibres d'escacs, entre els quals destaquen els clàssics:
 Cherta i Clos, Pere. Defensa Siciliana, variante Najdorf. Barcelona: Ediciones Martinez Roca, colección Escaques, 1972.
 Cherta i Clos, Pere. Defensa Siciliana, variante Paulsen. Barcelona: Ediciones Martinez Roca, colección Escaques, 1971.
 Cherta i Clos, Pere. Defensa India de Rey. Barcelona: Ediciones Martinez Roca, colección Escaques, 1978.


Va contribuir també, comentant partides, a:
 DDAA. Miguel Tal, Campeón del Mundo. Tortosa: Ediciones Limitadas Catalán, 1960.

Simultanies donades el dia 27 de Febrer de 1928
 per Pere Cherta, al Foment Martinenc
 

El café de la Regence

  Si hay un local donde se haya rendido culto al ajedrez, ese ha sido el Café de la Regencé. Todo aficionado al juego ciencia ha oído hablar de este lugar, cuna de grandes jugadores y sitio de reunión de todos los aficionados parisinos.
http://es.wikipedia.org/wiki/Caf%C3%A9_de_la_R%C3%A9gence


              En el Siglo XVIII no existían clubes de ajedrez, por lo que aficionados y jugadores comenzaron a acudir a los cafés para poder dar rienda suelta a su pasión. Sin duda, la ciudad más famosa a este respecto fue París, el primer lugar de reunión de los ajedrecistas en esta ciudad fue el Café Procope (c/ Fossé Saint Germain). Pero los jugadores de la ciudad de la luz decidieron desplazarse a un nuevo café que abrió sus puertas hacia 1750, en la Plaza del Teatro francés, su nombre: La Regencé. Sus dueños no podían imaginar que habían fundado un local que sería recordado dos siglos después por todo el mundo del ajedrez.
              En varios relatos se comenta el ambiente tranquilo que se vivía en el interior de este café, el local contaba con unos 20 tableros de ajedrez que siempre estaban rodeados por multitud de aficionados... y multitud de humo proveniente de los puros y cigarros. Las mesas estaban muy próximas entre sí, iluminadas con lámparas de gas y recibiendo calor de varias estufas; a pesar de tal hacinamiento, en el café reinaba siempre un respetuoso silencio. Allí acudían jugadores profesionales, pero también personas que sólo querían jugar una partida a la salida de sus trabajos o curiosear entre las múltiples partidas que allí se disputaban. En una habitación aparte se encontraban las mesas de billar y las mesas para jugar a las cartas (sobre todo el whist) o al dominó.

              El café abría sus puertas a las 8 de la mañana, pero no era hasta el mediodía cuando el local empezaba a recibir la visita de los entusiastas ajedrecistas (los trabajadores, evidentemente, no podían acudir por las mañanas, y los bohemios dormían hasta pasado el mediodía), durante esas horas el café permanecía casi vacío, solo 3 ó 4 parroquianos acudían a tomar un café. Pero por la tarde el panorama cambiaba radicalmente, la actividad era febril y los camareros apenas podían alcanzar las mesas debido al gentío que las rodeaba. Este ambiente se prolongaba hasta medianoche, día tras día.
              Si uno se daba una vuelta por las distintas mesas, podía ver partidas amistosas, pero también otras donde se jugaba por dinero, auténtica fuente de ingresos de varios jugadores profesionales. Los jugadores más fuertes daban 1 peón y un movimiento de ventaja, o en algunos casos una pieza de ventaja (incluso la Dama). El café era como una pequeña Torre de Babel: había rusos, griegos, ingleses, suecos, españoles... Se podían ver militares, sacerdotes, aristócratas, políticos, artistas, intelectuales... todos unidos por una única pasión: el ajedrez.


Se sabe que Rousseau era muy amigo de Philidor y disputaba partidas con éste (siempre perdía). También hay constancia de que Robespierre jugaba habitualmente contra Philidor, bueno, más bien perdía habitualmente con Philidor. El café era tan famoso que muchos escritores lo incluyeron en alguna de sus obras: Monesquieu en "Cartas persas", Lesage en "La maleta encontrada", Restif de la Bretonne en "El señor Nicolás" y en "El corazón humano al descubierto". En "El Ocho", de Khaterine Neville, parte de la trama se produce en el interior del café. Diderot comentó lo siguiente en su obra "El sobrino de Rameau":
Si el tiempo es frió o lluvioso, me refugio en el café La Regencé. Allí, me divierto viendo jugar al ajedrez. París es el centro mundial del ajedrez, y el café La Regencé el lugar de París donde mejor se juega. En casa de Rey (gerente del café) rivalizan Legal el profundo, Philidor el sutil, el sólido Mayot, allí se contemplan los movimientos más sorprendentes y se oyen las peores palabras; pues se puede ser hombre inteligente y buen jugador de ajedrez, como Legal, pero también se puede ser un gran jugador de ajedrez y un perfecto necio, como Foubert y Mayot.

              Graciosa es la historia de Denis Diderot, que era tan aficionado al ajedrez que su mujer le daba cada día 6 monedas para que se tomase un café en La Regencé y pudiese observar las partidas que allí se jugaban. Diderot solía jugar con Jean Jacques Rousseau, al que nunca conseguía derrotar, lo que nos viene a decir que su nivel no era muy alto. La relación de Rousseau con el café y con el ajedrez fue realmente curiosa, llegándose a convertir en una obsesión para este brillante pensador. En 'Ajedrez de ataque' he publicado un artículo sobre este tema: Rousseau y el ajedrez.
              En La Regencé jugaron los mejores ajedrecistas del mundo, algo no muy destacable ya que en aquella época los jugadores más importantes del planeta eran franceses (tal vez el café tuvo parte de culpa en ello). Empezando por Kermur de Legal (campeón del mundo, que realizó su famoso mate en una partida disputada en el café) que jugada por dinero y dando ventaja a sus rivales. En 1740, Legal tomó como aprendiz a un joven de 14 años llamado... Andre Danican Philidor, en el café se podía ver a discípulo y maestro jugando decenas de partidas diarias. Cuatro años más tarde, Philidor ya conseguía vencer a Legal dándole un caballo de ventaja, lo que parecía indicar que sería mejor del planeta en pocos años... si es que no lo era ya. Philidor logró derrotar a todos los rivales que se pusieron en su camino y durante décadas fue considerado el ajedrecista más fuerte del mundo. Para lograr este propósito viajó a Londres, venciendo a Abraham Janssen y al mítico Phillip Stamma en el café Slaughter. Stamma, impresionado por el juego de Philidor, enseñó a éste sus libros y le recomendó que escribiese un libro de ajedrez (cosa que más tarde hizo bajo el título de: "Analyse du jeu des Eschecs").

              Algunos jugadores daban clases de ajedrez en el café. Por ejemplo, Lionel Kieseritzky cobraba 5 francos por clase, también se sabe que Jean Taubenhaus (el último jugador que manejó al autómata "Mephisto") ganaba algún dinero compartiendo su sabiduría con quien estuviese dispuesto a pagarle.
  En el café también jugaba Lebreton Deschapelles, campeón del mundo, que tomó como discípulo a Labourdonnais. Labourdonnais fue todo un mito en la Regencé, siempre jugaba por dinero y multitud de aficionados se agolpaban alrededor de su mesa para ver las meteóricas jugadas del campeón francés (su mente trabajaba tan rápido, que a veces cogía la pieza antes de que su rival hubiese realizado su movimiento). A Labourdonnais le siguió Saint Amant, que fue el último campeón de esta gran saga de jugadores franceses que deleitaron a sus compatriotas a través del humo de un abarrotado café. Lo triste para el ajedrez es que la gran mayoría de estas partidas no fueron anotadas y se perdieron para la posteridad.
Desde mediados del Siglo XIX en el techo colgaban 4 escudos en los que se podían leer 3 nombres: Philidor, Deschapelles y Labourdonnais, el pueblo parisino rendía así un homenaje a sus grandes ídolos; en el cuarto escudo se podía ver la fecha de inauguración del café.

    A pesar de que los jugadores franceses ya no dominaban el mundo del ajedrez, La Regencé seguía siendo un importante punto de reunión, allí se jugó el match por el Campeonato del Mundo entre Anderssen y Morphy, en el que venció el segundo. Morphy también dio una sesión de partidas a la ciega en el café, jugando ante 8 rivales y obteniendo la victoria en 6 tableros y haciendo tablas en los otros dos. Podéis ver la mejor de las 8 partidas, una auténtica joya de unos de los grandes jugadores de ataque que ha dado la historia del ajedrez: (Morphy - Baucher).

              El periodo de esplendor del café abarcó los Siglos XVIII y XIX. Aún así, a principios del Siglo XX los aficionados parisinos seguían acudiendo allí para disfrutar de su pasatiempo favorito. También hay constancia de que varios jugadores de la época se dejaban ver por el café, como ejemplo basta mencionar a Alekhine, Lasker, Capablanca o Steinitz. En 1910 el local se convirtió en Restaurante y en 1916 se dejó de jugar definitivamente al ajedrez, por lo que los aficionados y jugadores tuvieron que buscarse otro lugar donde poder dar rienda suelta a sus jaques, lo que supuso el fin de una historia de leyenda.

http://www.ajedrezdeataque.com/04%20Articulos/00%20Otros%20articulos/Regence/Regence.htm

Ajedrez y publicidad

Las características del ajedrez, como juego, como arte y como ciencia, derivan en una gran riqueza de conceptos e ideas que han hecho que sea un recurso publicitario muy extendido.

A nivel social, en los siglos XIX y XX, el juego del ajedrez fue un motivo de encuentro en bares y locales de ocio. Ello sugiere diálogo, diversión, oportunidad, protagonismo o rivalidad. No es de extrañar que estos conceptos también presentes en el ajedrez hayan sido frecuentemente usados en anuncios de cerveza, refrescos, alcohol o tabaco.
La metáfora del ajedrez también ha estado presente en la publicidad de productos alimenticios, transmitiendo sensaciones de refuerzo, variedad, gusto, ventaja material, equilibrio, sentido común o voluntad.
En un ámbito completamente distinto, el de los productos farmacéuticos, pueden asociarse otros conceptos ajedrecísticos como la solución de problemas, prevención, jugada, defensa, contraataque, progresión o anulación de amenazas.
Si tomamos al ajedrez como arte, se pueden obtener percepciones estéticas asociables al mundo de la moda, en prendas de vestir y otros productos creativos de exhibición personal.
Anuncios de prendas de vestir han utilizado conceptos derivados del ajedrez como elegancia, perfección, personalidad, creatividad, imaginación, carácter o estilo.
 La mayoría son productos destinados a la mujer (aunque también los encontramos para el hombre), donde se asocia claramente el papel de la poderosa Dama en el ajedrez. En el caso especial de productos de lencería se transmiten conceptos ajedrecísticos como sutileza, misterio, intimidad, provocación, combinación, sorpresa o fantasía.
Si tomamos al ajedrez como ciencia, encontramos un uso metafórico en la publicidad sobre productos de carácter más científico o tecnológico, desde la medicina a los servicios de consultoría. Evidentemente, para esta gama de productos, también se usan ideas del ajedrez entendido como juego: estrategia, táctica, tiempo, organización, etc.

La relojería usa el ajedrez para sugerir precisión, tiempo, silencio, perfección o cálculo.
El mundo de la automoción ha utilizado con frecuencia el uso de ideas que emanan del ajedrez, como movimiento, inteligencia, solidez, elegancia, potencia, dominio, carácter o emoción.
Cambiando de ámbito, los electrodomésticos, que permiten obtener tiempo para otras actividades, en sus mensajes publicitarios han recurrido al ajedrez para transmitir oportunidad, acción, silencio, seguridad o efectividad.
Para la promoción de servicios como seguros, finanzas o consultoría es fácil encontrar paralelismos con el ajedrez. En los seguros y negocios financieros se pueden crear asociaciones con estrategia, seguridad, defensa, equilibrio, alternativas, método, orden, sentido común, constancia, objetivos, planes, cálculo, serenidad o madurez emocional.



El reiterado uso del ajedrez como metáfora en el discurso publicitario en diversidad de productos, nos da una idea de su universalidad, de su profundidad, de la cantidad de conceptos y significados que surgen de él. Si el ajedrez se limitara a ser un simple juego difícilmente se habría podido utilizar con tanta frecuencia y de formas tan diversas para comunicar ideas.

http://librodenotas.com/viajealajedrez/22823/el-ajedrez-como-metafora-primera-parte
http://librodenotas.com/viajealajedrez/22843/el-ajedrez-como-metafora-segunda-parte

Esta antigua postal publicitaria de un famoso licor italiano, utiliza el tema clásico del salto del caballo para proponer un juego a los potenciales clientes: transcribiendo todas las letras se descubrira la frase misteriosa.

Ferro China Bisleri,
Scacchi Salto Del Cavallo, 1910

La solucion del juego es:
“Tutti gli intelligenti, tutti i buongustai, bevono il Ferro China Bisleri”.